Este es el último artículo de una serie de tres partes sobre el diseño de Dios para la sexualidad. Haz clic aquí para leer el primer artículo y aquí para el segundo.

 

Si crees lo que la Biblia dice sobre la moralidad y la sexualidad, te encontrarás inevitablemente en desacuerdos con la cultura en la que vivimos. El punto crítico de este enfrentamiento entre la verdad y la vida durante la última década ha sido la homosexualidad y la atracción entre personas del mismo sexo.

He quedado sorprendido al ver con qué rapidez la opinión pública ha cambiado en este tema. En el 2003, por ejemplo, una encuesta del Centro Estadístico Pew preguntó: ¿Es pecado tener relaciones homosexuales? El cincuenta y cinco por ciento de los adultos respondió que sí, y el treinta y tres por ciento dijo que no. Diez años más tarde Pew hizo la misma pregunta: el cuarenta y cinco por ciento de los encuestados respondió que sí, y el cuarenta y cinco por ciento dijo que no. ¡Que gran cambio en tan solo diez años!

A medida que la cultura se aleja más de la forma en que los seguidores de Jesús han entendido las Escrituras en los últimos dos mil años, este panorama de rápido cambio plantea algunas preguntas difíciles a los seguidores comprometidos de Cristo: ¿Cómo podemos mantenernos firmes en lo que creemos que la Biblia claramente enseña, cuando nuestra perspectiva es desestimada, marginalizada e incluso difamada? ¿Y cómo podemos mantenernos firmes de una manera que manifiesta la bondad, misericordia y gracia de Dios?

En el primer artículo de esta serie, me enfoqué en los propósitos de Dios para la sexualidad, y Su plan para que el sexo tenga su expresión dentro de los límites del matrimonio. En el segundo artículo escribí sobre la incómoda verdad de que, de una forma u otra, todos estamos sexualmente averiados como resultado de nuestra rebelión contra Dios y Su plan. Entender el diseño de Dios para la sexualidad humana, y entender cómo la rebelión contra Dios afecta nuestra propia sexualidad, son elementos fundamentales para responder a la creciente aceptación de la homosexualidad en nuestra cultura.

Aquí presento siete propuestas que creo deben determinar cómo los cristianos piensan de y responden a la homosexualidad:

  1. Actuar en base al deseo homosexual es claramente, de acuerdo a las Escritura, una rebelión contra Dios y el diseño divino de la creación. El Nuevo Testamento en Romanos 1:18-32 y 1 Corintios 6:9-11 lo presenta con absoluta claridad. Hoy algunos sugieren que estos pasajes tenían que ver con la homosexualidad no monógama. Pero esta “nueva perspectiva” sobre estos pasajes del Nuevo Testamento está obviamente influenciada más por la cultura popular que por la erudición bíblica.

Estos dos textos del Nuevo testamento son importantes porque hay muchos que hoy intentan desacreditar la Biblia en cuanto al tema de la homosexualidad. Les encanta citar el libro de Levítico y hacer preguntas como: ¿Piensas que se deben apedrear a los homosexuales? ¿Qué de los hijos desobedientes? ¿Y qué de los que comen mariscos?

Estas personas no están tratando de entender la Biblia. Ellos no entienden el propósito de la ley bajo el antiguo pacto, ni el cumplimiento de esa ley en Cristo. No desean tener un diálogo con matices teológicos.

  1. Adicionalmente a lo que Dios ha declarado sobre la homosexualidad, la forma en que Él diseñó los cuerpos humanos para que armonizaran juntos en el acto sexual es evidencia de que Su diseño es para la heterosexualidad y no para la homosexualidad. Esto se conoce como la Evidencia de la Ley Natural. El hombre y la mujer fueron diseñados por Dios para complementarse y como resultado pueserden fructiferos y multiplicarse (puedes leer más al respecto en el primer artículo de é serie).
  2. El hecho de que Jesús mismo no condene específicamente a la homosexualidad no significa que esta le agrade a Dios. Algunos claman que Jesús nunca dijo nada sobre la homosexualidad, pero ve lo que dice Mateo 19:3-9.

En este pasaje le preguntan a Jesús si se permite que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier motivo, o si el divorcio sólo es permitido cuando la esposa es culpable de adulterio. La palabra traducida como “adulterio” en este pasaje es la palabra “porneia” que hace referencia a toda clase de pecado sexual.

Jesús le responde a los fariseos llevándolos a Génesis: “—¿No han leído —replicó Jesús— que en el principio el Creador ‘los hizo hombre y mujer’? Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa.”

Así Jesús los lleva de regreso al diseño de Dios para el matrimonio y la sexualidad. Él no habla específicamente sobre la homosexualidad, pero en el contexto de una pregunta sobre el pecado sexual dentro del matrimonio, él define la santidad sexual: un hombre y una mujer disfrutando del amor sexual dentro de una relación de pacto por toda la vida. Cualquier acto fuera de los límites de la santidad sexual es pecado sexual.

Al afirmar el diseño divino para el matrimonio en Génesis 2, Jesús está manteniendo este estándar como la definición trascendente del matrimonio.

  1. La gracia de Dios hacia nosotros, a pesar de nuestro quebrantamiento sexual, debe hacernos humildes, llenos de compasión y gracia hacia los que luchan con su propia sexualidad estropeada. Esta es una trampa en la que caemos. Conocemos a alguien que siente atracción por el mismo sexo, y concluimos que esa personal es fundamentalmente diferente de nosotros. La verdad es que su quebrantamiento sexual simplemente tiene una expresión diferente a tuya. Por eso es tan importante que reconozcamos y confesemos nuestro propio quebrantamiento sexual.
  2. Aunque estemos quebrantados sexualmente, existen niveles de pecaminosidad en términos de cómo se expresa en la vida. Piénsalo de esta forma: Si tú deseas a alguien con lujuria, eres culpable de un pecado que necesitas confesar y abandonar, encontrando esperanza y redención en el evangelio. Pero si cometes adulterio con esa persona, has pasado a otro grado de aún mayor rebelión contra Dios.

De igual forma, hay una diferencia entre el deseo homosexual y el comportamiento homosexual. Los dos son ejemplo de un quebrantamiento sexual. Pero el deseo homosexual no es un acto deliberado de rebelión contra Dios. Tomar acción hacia la satisfacción de ese deseo es un acto de rebelión contra Dios que demuestra un grado más profundo de pecaminosidad.

  1. Debemos animar, apoyar y motivar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo quienes experimentan atracción hacia el mismo sexo, pero que no se rinden a la tentación de satisfacer sus deseos. Hemos de hacer lo mismo con aquellos que se resisten al deseo de mirar pornografía o de tener sexo prematrimonial. La tentación sexual es parte de nuestras vidas diárias y debemos respetar y ser compasivos con aquellos que demuestran dominio propio.
  2. La iglesia debe ser el aliado de todos los que luchan contra la tentación sexual, y eso incluye a todos. Este es un pensamiento radical: que todos batallamos con disfunciones sexuales y todos necesitamos ayuda. Pero es cierto. Esta es una batalla que no debemos intentar pelear solos, especialmente en nuestra cultura obsesionada con el sexo.

Cuando hablo sobre este tema en la iglesia a la que pertenezco y dije: “Si estás aquí como una persona que tiene atracción por el mismo sexo, necesitas saber que estás deseando algo que Dios prohíbe, pero también necesitas saber que eres bienvenido en este lugar.” Estás entre amigos. Todos aquí batallamos diariamente contra nuestros propios problemas sexuales. Bienvenido a la comunidad de los sexualmente quebrantados. Tú estás aquí con otras personas sexualmente averiadas. Queremos ser tu aliado mientras continúas presentando batalla contra la tentación sexual, como se que se manifieste en ti; y nosotros necesitamos que tú seas nuestro aliado mientras nosotros batallamos contra nuestras propias tentaciones sexuales”.

Mi esperanza que todos podamos encontrar el terreno firme a los pies de la Cruz, donde podemos recibir la gracia y la misericordia de Dios mientras luchamos contra la tentación sexual que siempre está presente en nuestra cultura de hoy.


Este artículo fue adaptado de un mensaje que Bob Lepine presentó en la iglesia Redeemer Church en Little Rock, Arkansas. Copyright ©2013 por FamilyLife. Todos los derechos reservados.

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