Mi hija de seis años de edad se parece a Shirley Temple. Tiene rizos naturales en toda su cabeza, hoyuelos dulces y grandes ojos marrones que brillan con cada sonrisa. Y justo ahora, tiene la personalidad optimista que coincide con su cara y su cabello.

Pero todo el tiempo ella escucha cuán bella es. Por supuesto que me encanta que la gente piense que mi hija es adorable, como yo también lo pienso, pero no quiero que crezca creyendo que el único valor que  posee es su apariencia.

¿Qué pasa si su rubio cabello rizado se vuelve liso y negro como el mío? ¿Qué hay si se pone gordita en la preparatoria como muchas otras niñas? ¿Qué pasa si sufre un accidente que desfigure su rostro, si lo único que ha escuchado toda su vida es alabanzas acerca de su belleza?

Desde antes de que mis hijos nacieran, he orado a Dios para que los salve y para que tengan una relación personal con Él. Nunca he estado preocupada de si son ricos o pobres, o populares en la escuela. Yo sé que si sus corazones están bien ante Dios, ellos seguirán el camino correcto.

También he empezado a considerar las luchas que puede que enfrenten mis hijos en la vida, a causa de las presiones que la sociedad impone sobre ellos. ¿Qué puedo hacer, incluso a su tierna edad, para prepararlos para las presiones y batallas de la vida? ¿Cómo puedo guiarlos para desarrollar un corazón que sigue a Dios?

Evalué sus ambientes y alrededores. Van a una escuela cristiana privada, de modo que la popularidad será importante para ellos. Muchas familias ricas ponen sus niños en esta escuela y eso podría tentarlos con la presión de obtener dinero.

También estudié la personalidad de mis hijos y puse atención a aquello con lo que ellos parecen luchar. Entonces se me ocurrió un “juego” que podría adaptarse a cada niño para ayudarle a desarrollar sus habilidades para resistir estas tentaciones.

Preguntas para Catalina

Por ejemplo, Catalina es hermosa y le encanta jugar vistiéndose bien, con ropa y accesorios elegantes. Cuando tenía cuatro años, me dijo que cuando creciera quería ser “cara”.  (Siempre le estaba diciendo que no podía tener algo porque era demasiado caro). Ella es muy popular en la escuela porque es muy amistosa y muy compasiva; además, es extremadamente creativa y siempre piensa fuera de la establecido.

Entonces así es como opera el juego con Catalina: La primera cosa que le pregunto es, “¿Qué es más importante que ser hermosa? Y desde que empezó a hablar, tenía que contestar, “Un corazón que sigue a Dios”. Y luego le hacía una serie de preguntas apropiadas para las áreas en las que yo sentía que podría tener luchas:

“¿Qué es más importante que tener amigos?”

“¿Qué es más importante que tener cosas lindas?”

“¿Qué es más importante que ser popular?”

“¿Qué es más importante que agradar a tus maestros y a tus amigos?”

“¿Qué es más importante que ser inteligente?”

Y a cada una, ella tenía que contestar “Un corazón que sigue a Dios”.

Preguntas para Ben

Mi hijo de ocho años de edad, Ben, siempre recibe elogios por su inteligencia. Él es más bien introvertido, siempre está tratando de averiguar cómo funcionan las cosas o creando nuevos inventos. Es perfeccionista y se pone de mal humor cuando las cosas no salen exactamente como él quiere. También es popular en la escuela, pero es porque es inteligente, enérgico y le encanta reír. Entonces a Ben le hago estas preguntas:

“¿Qué es más importante que ser inteligente?”

“¿Qué es más importante que hacer reír a la gente?”

“¿Qué es más importante que obtener buenas notas?”

“¿Qué es más importante que ser exitoso?”

“¿Qué es más importante que ganar mucho dinero?”

Y él tenía que contestar la misma cosa: “Un corazón que sigue a Dios”.

Es una idea simple que reitera el mismo principio: Todas las cosas que aprecias son buenas, pero no son las más importantes. Si tú tienes que escoger entre lo uno o lo otro, escoge seguir a Dios. La lista cambia a medida que los niños crecen y se desarrollan.

Además, quiero que los niños usen sus fortalezas para avanzar en el reino, de modo cada cierto tiempo  les pregunto cómo piensan usar sus dones para Dios.

Dado que todos le dicen a Catalina cuán bella es, le voy a preguntar, “¿A quién te vas a parecer cuando seas grande? Y ella sabe la respuesta. “A Ester”.  Le he contado la historia de cómo Ester fue escogida para casarse con el rey de Persia y Media porque era muy hermosa y la providencia de Dios la puso en ese lugar de influencia para que pudiera salvar al pueblo judío. Ester usó su belleza para la obra de Dios.

Cuando Ben me cuenta que quiere ser astronauta o constructor o un científico, le preguntó: “¿Y cómo podrías usar ese don para Dios? Yo sé, podrías…” Y procedemos con una lluvia de ideas sobre formas en las que él podría usar el trabajo de sus sueños para avanzar el Reino de Dios.

Yo sé que no puedo cambiar el corazón de un niño. No hay nada que yo pueda hacer para salvar sus almas. Solo Dios puede hacer eso. Pero estoy dando lo mejor de mí como una mamá para demostrarles a mis hijos que la mejor manera de vivir es con un corazón que sigue a Dios.


©2017 por Sabrina McDonald. Todos los derechos reservados.

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