Muchos años atrás, empezamos la construcción de un nuevo edificio para la iglesia. Al comienzo, los trabajadores cavaron un gran hoyo en el suelo y empezaron a echar los cimientos. Los cimientos son pilares de cemento sobre los cuales descansa todo el edificio. Son cruciales para la estabilidad de la estructura terminada. Una vez que se ha cavado el hoyo, los cimientos deben echarse de inmediato, antes de que la composición del suelo cambie a causa de la influencia del viento, el aire o el agua.

De forma similar, en los breves primeros años en la vida de un niño, los padres tienen la tarea y el desafío de echar los cimientos que sostendrán la amistad intrafamiliar en los años posteriores. He aquí ocho “constructores de cimientos” que ayudan a los padres a cultivar amistades fuertes con sus hijos pequeños.

  1. Abrázalos y felicítalos. El afecto y la reafirmación verbal son necesarios para establecer un cimiento fuerte para la amistad. Abraza, abraza, abraza. Incluso si no creciste en una familia “abrazadora”, de todos modos abraza a tus niños. Ellos necesitan el calor del contacto físico y tú también. Desde mecer al pequeño infante hasta abrazar al pre-adolescente, el contacto físico comunica amor y provee seguridad. Anima a tus niños a abrazarse unos a otros también. Déjalos que comiencen sosteniendo en sus brazos a sus hermanos recién nacidos.

Di “te amo” y dilo frecuentemente. Cuando dialogamos con nuestros niños, es significativo si lo hacemos mirándolos a los ojos. Entonces, desciende a su nivel cuando realmente quieres comunicarte con ellos y hazles saber que lo que se están diciendo el uno al otro es importante. Celebra sus pequeñas cosas. “Fue muy bonito cuando felicitaste a tu hermano por el dibujo lindo que hizo”. Celebra sus grandes logros: “Lo hiciste muy bien ayudándome a limpiar”.

  1. Ve la disciplina como una acción positiva. Un pequeño va a tratar de manipular y de estar a cargo. Él va a intentar hacerlo a su manera. Puede que el niño no esté conscientemente tratando de controlar, pero eso es lo que está haciendo. Un padre sabio no debe permitir que esto suceda. Dejar que un niño manipule o controle, pone una carga horrible e injusta sobre él. Cuando un hijo respeta a sus padres, también respetará a los demás.

La disciplina firme y el amor no son opuestos. Hoy, sin embargo, muchos padres bien intencionados sin querer están actuando como si estos elementos se contradijeran. Algunos de estos padres provienen de hogares abusivos donde la disciplina era excesiva e incluso cruel. Para ellos, cualquier clase de disciplina es abusiva. Al no querer repetir lo errores de sus padres, han desechado la disciplina y en su lugar intentan solo aplacar al niño. No hay manera de razonar con un niño obstinado de 2 años. Un pequeño tiene que aprender que “no” significa “no”, y no “tal vez, si presentas una rabieta”. Si quieres construir una amistad con tu pequeño, la disciplina firme es esencial, especialmente durante los años formativos.

  1. Establece rutinas. La rutina y la disciplina están relacionadas, porque la rutina empieza con la programación y repetición regular de un evento. La disciplina también es la repetición de muchos actos pequeños que son incorporados como parte de la forma en que un niño se relaciona con el mundo. Los niños pequeños precisan de un horario y de una rutina. Los horarios crean seguridad en los niños porque saben qué esperar y cuándo esperarlo.

Un horario diario para niños pequeños podría ser: desayuno con los padres, tiempo de juego solo, merienda o almuerzo, siesta, salida en la tarde, tiempo de juego con uno de los padres, cena, lectura de un cuento, tiempo de dormir.

Los horarios difieren en cada familia, pero el énfasis debe estar siempre en tratar de tener una rutina diaria. A veces esto puede no ser posible, pero esfuérzate por establecer una rutina. La programación hará tu vida más sencilla y le enseñará a tus hijos los beneficios de la disciplina.

  1. Cultiva la risa. Una de las cosas que más quiero que mis hijos recuerden es cuando nos reímos juntos. Cuando aprendemos a reírnos de nosotros mismos, ayudamos a que nuestros niños aprendan a reírse de sí mismos. Una vez improvisé un pastel de cumpleaños para John. La harina tenía insectos y usé el tipo de aceite equivocado. Estaba ladeado, salpicado con insectos y de mal gusto. Pero él tomó esta situación como algo tan divertido que todos nos reímos y le pusimos “la famosa y única receta de mamá”.

Nuestro humor debería ser positivo y no lleno de sarcasmos. Es tan fácil caer en un tipo de humor cínico y sarcástico que es destructivo. Ríete de ti mismo y ora por sentido del humor en tu hogar.

  1. Permanece cerca de los maestros. Muchas escuelas primarias realizan conferencias para padres y maestros un poco antes del comienzo del año. Esta es una oportunidad maravillosa para conocer al maestro que va a influenciar a nuestro hijo durante el próximo período escolar.

Trata de crear una relación positiva con los maestros de tus niños. Pregúntales cómo puedes apoyarlos y hazles saber que quieres que te llamen ante cualquier preocupación que tengan sobre tu niño. Diles que estás interesado no solo en el desarrollo académico de tu hijo, sino también en el desarrollo de su carácter.

Una vez tuvimos una maestra que nos llamó porque sentía que nuestras mellizas estaban siendo un poco selectivas con algunos amigos, dejando de lado a otros. Aprecié mucho su llamada y empezamos a trabajar juntos con las niñas para superar esta tendencia. Fue una experiencia de aprendizaje muy valiosa para todos.

Ve a las excursiones con la clase de tu hijo. Un papá en nuestra comunidad trata de ir a la mayoría de las excursiones en las que participan sus hijos. Esto le permite estar en su mundo, observarlos con sus amigos y le proporciona un interés común con sus niños.

  1. Está donde ellos están. La placa del auto dice “MI CASA,” y así es como muchos de nosotros nos sentimos durante los años en que continuamente transportamos a los niños de una actividad a otra; como si viviéramos en el auto. Pero eso no es del todo malo. El auto es un gran lugar para escuchar hablar a tus niños con sus amigos. Puedes oír cosas que nunca escucharías cuando hablas con ellos solos. Tu auto puede ser un laboratorio de investigación, si te tomas el tiempo de escuchar y hacer buenas preguntas. Puedes enterarte de quién hizo “lo más malo” y quién escupió a quién. Puedes descubrir quién le gusta a quién y qué maestro es “el más malo”. Puedes detectar actitudes y tendencias, información correcta que están acumulando y desinformación que necesita ser corregida.

Cuando llevamos a nuestros hijos con otros niños a un parque y los observamos interactuar, conocemos a nuestros propios hijos y a sus amigos en nuevas formas. ¿Inician nuestros niños los juegos, o se sienten más cómodos siguiendo a otros? ¿Les gusta la actividad constante o un tiempo de juego en silencio? ¿Se ríen con facilidad o están más bien serios?

Los padres necesitan construir amistades con los amigos de sus hijos. De este modo pueden entender de verdad a sus propios hijos. No es difícil construir esas amistades: Dile a la amiga de tu hija que te gusta su corte de pelo. Pregúntale al amigo de tu hijo cuál es su deporte favorito. Celebra a los amigos de tus hijos y cuéntales a tus hijos cuánto aprecias a sus amigos. (Aprecio a Cristina, amiga de las mellizas, quien siempre sonríe y me da un abrazo.)

Si aprecias y te esfuerzas por conocer a los amigos de tus hijos cuando son pequeños, los años de adolescencia serán mucho más fáciles. Ya conocerás a la mayoría de ellos y tus hijos estarán acostumbrados a ver tu relación constante con sus amigos.

  1. Comparte tu vida con ellos. Los niños saben que sus padres no siempre están en lo correcto. Nadie lo está. Lo que ellos necesitan es a padres dispuestos a ser veraces y a admitir sus errores. Necesitan padres que reconocen su propia necesidad de Dios.

Quizá creciste en un hogar donde no hubo entrenamiento espiritual. Como resultado de eso, parece extraño orar junto con tus hijos pequeños. Los niños pueden hacer preguntas sobre temas espirituales que incluso Salomón hubiera tenido problemas para responder. Cuando te sientas incapaz de contestar sus preguntas o te sientas incómodo orando con ellos, simplemente sé honesto. Cuéntales que hay un montón de cosas que aún no sabes. Ustedes dos tendrán que tratar de encontrar juntos las respuestas.

Otra forma de avanzar en la comunicación con tus hijos es haciendo preguntas profundas:

“¿Puedes mencionar una cosa que hoy te hizo feliz?” “Juanita, ¿Qué harías si una amiga quisiera copiar las respuestas de tu tarea?” “¿Por qué crees que Dios quiso que el pueblo ‘recordara el día de reposo’?”

  1. Mantén una perspectiva a largo plazo. La construcción del edificio de la iglesia dejó un gran hoyo lleno de lodo en nuestro terreno. Era feo, era asqueroso, y se dificultaba imaginar un hermoso edificio de iglesia lleno de gente cantando himnos gloriosos en ese lugar. El progreso se hizo lentamente. Llovió y llovió y no se pudo realizar ningún trabajo. Los materiales de construcción se demoraron y, cuando finalmente llegaron, a menudo eran los materiales equivocados o cortados en las dimensiones equivocadas.

Finalmente, el proyecto fue progresando. Luego por error alguien metió una estaca en una cañería principal. El agua inundó todo y el piso tuvo que ser reinstalado. El desánimo cundió con facilidad. Los trabajadores tuvieron que reír, seguir adelante y mantener la imagen final en mente.

Los padres de los hijos pequeños a veces sienten algo muy parecido. Trabajamos y trabajamos y no vemos mucho progreso. O hacemos progresos en un área y entonces experimentamos un retroceso en otra. Es fácil perder nuestra perspectiva y desanimarnos. Tenemos que recordar que estamos echando los cimientos para la vida futura de un niño y sus amistades y puede ser un proceso tedioso. Nuestros niños son tiernos retoños llenos de grandes promesas. A medida que los entrenamos y dirigimos, necesitamos de una perspectiva a largo plazo.

En cierta forma, estos primeros años son similares a hacer un depósito a largo plazo. Invertimos mucho en las vidas de nuestros hijos pero por muchos años no vemos la ganancia de nuestra inversión. De la misma manera en que esperamos que nuestra inversión monetaria nos rinda resultados, tenemos que recordar que estamos construyendo para el futuro de nuestros hijos.

Cuando nos sintamos desanimados, tenemos que recordar que nuestro Padre celestial ama a nuestros hijos mucho más que nosotros y Él conoce nuestros defectos. Él nos entrenará gentilmente a medida que los entrenamos, y todos creceremos en dependencia mutua de Él.


Copyright © 2004 por Susan Yates. Todos los derechos reservados. Usado con permiso.

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